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HELIUM VERUM
Por Antonio Ferrer
Se apagó de pronto la luz de un genio.
Su talento ya no analiza el “Jauja”.
En silencio, la incomprendida parca
Le robó al domingo la voz de Helio.
No voy a hablar de la mente, tampoco de una conversación furtiva y ocasional. Hablemos del docente, del que conocí hacia el 2002 cuando ingresé a la Facultad de Filosofía para ser estudiante del primer año de Ciencias de la Comunicación.
Recuerdo que era un jueves, pero no como cualquier otro; era mi primer jueves como universitario. Todos estábamos con las ansias propias de lo que era asistir a una Universidad luego de los exámenes de ingreso…Y ahí nos esperaba él. Desordenadamente cada uno de mis compañeros fueron ubicándose en sus lugares, hasta que le dimos turno a que se presentara y nos comentara sobre cómo sería su asignatura en el año…Verlo en el salón de clases era diferente a verlo en fotos cuando escribía su columna en el diario Noticias….Un poco más obeso, sin ese bigote que no le daba aires de literato precisamente, sino del típico paraguayo al que estaba acostumbrado a describir en sus escritos, y lo que llamó la atención en los últimos tiempos, su mueca con la que uno no sabía si estaba contento o enojado.
Y ahí estábamos nosotros esperando a que comenzara su explicación de cómo sería su asignatura, sus exigencias…Pero fue citándonos fragmentos de La Odisea y el Martín Fierro, mientras tratábamos de entender la relación entre esos versos y nuestra misión como futuros periodistas.
Luego, un compañero, casi al término, pidió tímidamente el programa de estudios de su asignatura.
- “Bueno, lo traeré en la próxima clase”.
Era curioso para todos nosotros que en su primera clase escucháramos una mezcla de versos, considerando que lo propio de una clase de periodismo no es justamente una cátedra sobre la profundidad de los versos de Homero ni la exuberancia de los versos sobre Jacinto Chiclana o los consejos del Martín Fierro; pero bueno, con algo debíamos comenzar.
La siguiente clase fue menos expectante, salvo por el programa de estudios que habíamos solicitado, que esperamos como si fuéramos a recibir un premio por la paciencia por intentar comprender los motivos de estar en la Facultad.
Recuerdo que comenzó con algunas explicaciones de las partes de una noticia y ya, casi al final de la clase, nos dijo: “Aquí tienen el programa, espero que les sirva esto que elaboré para ustedes; aunque considero que es una boludez…” Así de simple.
Puede que piensen en los soberbio de la frase…Pero lo comprendimos después, esa forma de mirar el periodismo. La “mencionada asignatura” de la que fuimos alumnos del “referido docente y escritor” no era precisamente conocer a cabalidad los conceptos, sino de descubrir en la ensalada de datos con los que nos bombardeaba en los exámenes dónde estaba la noticia y si podíamos convertirla en un relato ameno y agradable para que el lector disfrute de una lectura sencilla, sin molestar tanto a la “mencionada” o al “referido”, al fin y al cabo, el periodista, además de informar, debe disfrutar del ejercicio de la palabra.
Después, puedo hablar de lo mucho que disfrutaba de sus columnas dominicales en el diario ABC. Ese humor y esa picardía a la que nos tenía acostumbrados, como si uno deseara la llegada del domingo para disfrutar de un asado con un buen vino blanco. Esa mirada burlona para descubrir sus “Anales en el país del Jauja”, que después se convirtió en los “Anales en un país de maravillas”.
Leerlo los domingos se había vuelto para mí un ejercicio habitual, no podía pasar el domingo sin saber con quién iba a comparar la situación política o con qué ironía iba a expresar sus condolencias por el país que decidimos tener…Incluso era una manera poco usual de aprender sobre derecho, filosofía y hasta de zoología, fruto de su ingenio a la hora de hacer comparaciones.
Tal vez ahora esté el discutiendo con uno de sus escritores preferidos; nosotros seguimos aquí, con ganas de leerlo los domingos…Pero ya no está, y no podemos negar que no tendremos más su humor para entender después lo que está sucediendo en nuestro país. Se fue un genio, un paraguayo…Murió Helio Vera.
Revista Órbita Universitaria
Abril 2008
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