Un oasis para sonreír
Por César González Páez
Uno de los libros con que Helio Vera exploraba el humor es Diccionario del paraguayo estreñido. Allí el autor acercaba al lector una interesante novedad que, en todo tiempo, vale la pena leer. Sin dudas, esto es por las definiciones propias del autor y otras que han abrevado por ejemplo en el Diccionario del Diablo, del estadounidense Ambrose Bierce (1842-1914). Este escritor fue probablemente el pionero en tomar las palabras y aplicarles un sentido satírico que invitan a la sonrisa.
Un servicio al humor que requiere tiempo y paciencia. En el libro de Vera se advierte, antes que a un escritor, a un lector astuto que sabía encontrar perlas en sus lecturas.
Leer su Diccionario es compartir algunas evidentes verdades que suele ocultar el cinismo de la gente. En Helio Vera se advierte el sentido del humor netamente paraguayo. Que no es fácil detectar si uno se atiene solamente a los chistes de cachique. Humor es sinónimo de alegría y es espontánea, tanto así que hasta en los velorios se suelen contar chistes en voz baja.
Es que el humor es parte fundamental de ser humano para equilibrar su emoción y superar los conflictos traumatizantes. Para Sócrates la tragedia era la verdad de la vida mientras que lo cómico (comedia) alejaba a los espectadores de la realidad. ¿Por qué nos reímos cuando alguien se cae? Supongo que es porque no nos sucedió a nosotros, ese bochorno no es nuestro. Para los antiguos griegos el teatro cómico buscaba la catarsis del espectador y lo purificaba. Como por ejemplo leer el Diccionario del paraguayo estreñido, en donde uno sale purificado como lector después de haber sonreído por un buen rato.
En oportunidad de presentar este libro, Vera sostuvo que pretendía situarse en el territorio del humor, pero de un humor como instrumento de crítica social. Que en el Diccionario agregaba definiciones de palabras pero con doble sentido.
Desde esta perspectiva y con su habitual ácida pluma, el escritor pintó a los paraguayos y sus instituciones -dando definiciones propias y ajenas-, pero con todo el toque especial, colorido local que hace a los paraguayos únicos y absolutamente distinguibles en cualquier parte del mundo.
El material que ha recopilado en este peculiar Diccionario abrevó de un libro anterior que Vera tituló Diccionario Contrera.
Según explicó en su momento, se trataba de continuar con ese eje humorístico, al cual enriqueció con nuevos términos propios y algunos ajenos, pero no menos divertidos. Muchas de esas definiciones fueron extraídas de citas oportunas, tanto de gente célebre como de humoristas.
Veamos algunas palabras de este peculiar Diccionario. Para Helio la palabra victoria significaba: "Lo que te sucede cuando después de 10.000 horas de entrenarte, te encuentras con un momento de oportunidad".
La puntualidad era "el único requisito para tener que esperar a los demás". La ópera, para este autor, era un "lugar donde alguien recibe una puñalada en la espalda y, en vez de sangrar, canta".
Los cuentos para niños, según su definición, eran esas "historias de horror que se les cuentan a los niños con el fin de prepararlos para la lectura de los diarios".
La definición de la palabra jefe no tiene desperdicio: "Es aquel que llega temprano cuando tú llegas tarde y llega tarde cuando tú llegas temprano". No menos jocosa la definición de comedia, que no es otra cosa que el "género que cultivan los gobiernos, dejándole el drama a la gente". Un aguatero es simplemente: "Sujeto que gana dinero trabajando de balde".
El humor fue velamen en la vida de Helio Vera, quien hasta de la muerte filosofaba irónicamente: "La muerte es algo que se puede dejar para después". La veta del humor era para Helio Vera una fuente inagotable de inspiración, como se advierte en el peculiar y divertido Diccionario del paraguayo estreñido.
Correo Semanal. Última Hora- 29 de Marzo de 2008
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